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Mostrando entradas de mayo, 2020

La pequeña vela

Erase una vez una pequeña vela que vivió feliz su infancia, hasta que cierto día le entró curiosidad en saber para qué servía ese hilito negro y finito que sobresalía de su cabeza. Una vela vieja le dijo que ese era su "cabo" y que servía para ser "encendida". Ser "encendida" ¿qué significaría eso?. La vela vieja también le dijo que era mejor que nunca lo supiese, porque era algo muy doloroso. Nuestra pequeña vela, aunque no entendía de qué se trataba, y aún cuando le habían advertido que era algo doloroso, comenzó a soñar con ser encendida. Pronto, este sueño se convirtió en una obsesión. Hasta que por fin un día, "la Luz verdadera que ilumina a todo hombre", llegó con su presencia contagiosa y la iluminó, la encendió. Y nuestra vela se sintió feliz por haber recibido la luz que vence a las tinieblas y le da seguridad a los corazones. Muy pronto se dio cuenta de que haber recibido la luz constituía no solo una alegría, sino también una fuerte ex

Los 5 sábados de reparación al Inmaculado Corazón de María

Promesa de la Santísima Virgen: Lucía, vidente de Fátima, era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra, España cuando tiene una aparición de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Santísima Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía su corazón rodeado de espinas. El Niño le dijo: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas." Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía: "Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desa

No digas nunca: “Ya no puedo más”

No digas nunca: “Ya no puedo más”  No sabes cuánta es la fuerza que descubre en sí el que se mira por dentro, el que se decide a seguir poniendo esfuerzos, cada vez más redoblados.  No digas que no puedes más, cuando se trata de corregir tus defectos, siempre puedes poner un esfuerzo más.  No digas que no puedes más, cuando se trata de sufrir, lo que tú has sufrido, ciertamente que no ha llegado a lo que otros están sufriendo a tu lado, si ellos pueden más, ¿por que tú no podrás?  No digas que no puedes más, cuando se trata de ayudar a los otros; es tanto lo que tú tienes para darles, que nunca darás lo suficiente y nunca te darás del todo. Sé más optimista contigo mismo, tente más confianza, cobra más valor, dilata tus horizontes, descubre nuevos campos de acción.  Sea éste tu lema: “¡Siempre más y siempre mejor!” Autor | Alfonso Milagro

Oración a San José

“Esta oración fue encontrada en el año 50 de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En 1505, fue enviada por el Papa al emperador Carlos, cuando él estaba yendo a la batalla [de Lepanto]. Quien lea esta oración, la escuche o la guarde consigo nunca morirá de muerte repentina ni se ahogará, ni le afectará el veneno o caerá en las manos del enemigo, ni será quemado en cualquier fuego o derrotado en la batalla. Reza esta oración durante nueve mañanas por cualquier intención. Ella es conocida por no fallar nunca”. Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos. Ayúdame, san José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje. Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormeci