Haz la señal de la cruz y comienza la oración San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén. Oh, Glorioso San Miguel Arcángel, el primero entre los ángeles de Dios, guarda y protector de la Iglesia Católica, recordando que nuestro Señor te confió la misión de velar por su pueblo, en marcha para la vida eterna, pero rodeado de tantos peligros y tentaciones del dragón infernal, heme aquí ante ti, para implorar confiadamente tu auxilio, pues no hay necesidad alguna en la que no puedas ayudarme. Sabes la angustia por la que pasa mi alma, ve, pues, junto a María, nuestra Madre muy amada, ve junto a Jesús y dile una palabra en mi favor, pues sé que ellos nada te rechazarán. Intercede por la salvación
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